1 de Marzo de 2021
Christopher Dede, profesor de Tecnologías de Aprendizaje en la U. de Harvard
De acuerdo al experto, los nuevos modelos para la enseñanza formal deberían basarse en los dispositivos y medios que la gente ya utiliza para el aprendizaje informal, como las redes sociales. Estas permiten construir comunidades en línea para la creatividad, la colaboración y el intercambio.Si a Christopher Dede, profesor de Tecnologías de Aprendizaje en la Escuela de Graduados de Educación de la U. de Harvard, le preguntan cómo imagina que será la educación pospandemia, dirá que habría que aprovechar esta oportunidad para crear un modelo de instrucción universal y más eficaz que esté basado en el conocimiento moderno sobre el aprendizaje.
En sus palabras textuales, ‘un sistema que brinde a cada estudiante el apoyo para alcanzar su máximo potencial a través de estrategias personalizadas’.
Dede, quien a propósito de la crisis sanitaria publicó una investigación sobre la educación requerida en los próximos años (disponible en inglés en https://bit.ly/3tndRmH), fue uno de los expositores del seminario online internacional ‘Aprendiendo en tiempos híbridos, lo que sabemos que funciona’, organizado por el programa AprendoEnCasa.org junto con la Oficina Regional de la Universidad de Harvard, la Fundación Reimagina y la Fundación BHP (ver recuadro).
En entrevista con ‘El Mercurio’, el experto habla sobre cómo debiese ser el futuro de la educación, qué camino hay que seguir para ello y la importancia de llevar la innovación al aula.
—¿Cuál es el rol de la tecnología ahora en la educación?
‘Comparemos los puntos de vista de quienes perciben la tecnología como una innovación autónoma destinada a mejorar los resultados educativos, con quienes ven la tecnología como un catalizador que es eficaz solo cuando se utiliza para permitir el aprendizaje con contenido más rico, una pedagogía más poderosa, con evaluaciones más válidas y vínculos entre el aprendizaje dentro y fuera del aula. Nosotros vemos esto como una dicotomía entre el uso de la tecnología para hacer mejor las cosas convencionales y el uso de la tecnología para hacer mejores cosas. Si bien es valioso hacer las cosas mejor (es decir, de manera más eficiente y efectiva), creo que el valor más profundo de la tecnología para la enseñanza radica en repensar el proceso de educación para que gatille poderosas oportunidades de aprendizaje y haga un mejor uso de los recursos presentes en el mundo del siglo XXI. Hacer mejores cosas incluye preparar a los estudiantes para que sean más receptivos a las oportunidades y desafíos de la sociedad global, basada en el conocimiento y centrada en la innovación’.
—¿Qué tipo de educación necesitaremos en el futuro cercano?
‘La teoría y la evidencia muestran los beneficios de utilizar estrategias de enseñanza innovadoras basadas en los conocimientos actuales que tenemos sobre el aprendizaje. Estos modelos de instrucción se caracterizan por utilizar el aprendizaje colaborativo, guiado hacia la práctica (aprender a hacer) para complementar el aprendizaje por asimilación que es pasivo; proporcionar a los estudiantes la capacidad de agenciamiento o de incluir sus intereses personales en lo que están aprendiendo e incorporarlos al plan de estudios que se cubrirá y de complementar las pruebas estandarizadas con evaluaciones de diagnóstico/formativas que miden una amplia gama de conocimientos y habilidades útiles en la vida.
Todas estas estrategias ahora están siendo implementadas en el aprendizaje remoto e híbrido por maestros bien preparados y apoyados, cuya creatividad se ha expandido’.
—¿Qué funciona y qué no en la educación híbrida?
‘En muchos entornos de aprendizaje, los maestros brindan una instrucción única e igual para todos, lo que requiere que los estudiantes se muevan al mismo paso para cubrir los requisitos curriculares y a menudo para prepararse para exámenes estandarizados. Para lograr resultados equitativos, los maestros deben hacer todo lo posible para brindar apoyos especiales, según las necesidades de cada estudiante. Porque los resultados actuales están lejos de ser equitativos, especialmente para los estudiantes de familias de bajos ingresos, que tienen necesidades especiales o que pertenecen a otros grupos marginados. Replicar este modelo ineficaz e inequitativo de todos haciendo lo mismo y ahora, en el aprendizaje remoto, es un desastre.
En contraste, comparado con hace dos décadas, contamos con una poderosa infraestructura de comunicaciones casi universal para desarrollar nuevos modelos de educación: internet, los dispositivos móviles y las redes sociales. En particular, las redes sociales permiten construir comunidades en línea para la creatividad, la colaboración y el intercambio. Este es un método comprobado y atractivo de aprendizaje en grupo, con aplicaciones diseñadas para diferentes objetivos, temas, preferencias sobre cómo aprender y etapas de desarrollo. Creo que el diseño de nuevos modelos para la educación formal debería basarse en los dispositivos y medios que la gente ya está utilizando para el aprendizaje informal’.
—¿Cómo imagina que será la educación pospandemia?
‘La civilización está en crisis y los educadores no pueden convertir cada hogar en un aula remota. La cuestión es si aprovechamos esta oportunidad para crear un modelo de instrucción universal y más eficaz basado en el conocimiento moderno sobre el aprendizaje, o sea, un sistema que brinde a cada estudiante el apoyo para alcanzar su máximo potencial a través de estrategias personalizadas. Si lo logramos, cuando el covid-19 esté bajo control, la educación no volverá a las prácticas antiguas y poco eficientes establecidas, sino que mantendrá una ‘nueva normalidad’ de aprendizaje universal, híbrido, personalizado y a lo largo de la vida’.
—¿Cuál es la importancia de llevar la innovación al aula?
‘Independientemente de los modelos que surjan, estos deben incluir estrategias que ayuden en los cambios que requieren quienes ahora participan en la educación, tanto los administradores y profesores como los estudiantes. En mi opinión, la barrera más grande que enfrentamos en este proceso de reinventar nuestros métodos, modelos y organizaciones actuales para estas actividades es el ‘desaprendizaje’. Tenemos que abandonar ideas profundamente arraigadas para poder lograr el cambio y la transformación, y adoptar un conjunto de comportamientos diferentes y más efectivos. Los educadores no solo necesitan apoyo intelectual, sino que también apoyo emocional y social para realizar este cambio transformador’.
Publicado por El Mercurio https://portal.nexnews.cl/showN?valor=g739s