Introducción
El campo del aprendizaje socioemocional tiene su origen en los Estados Unidos, a finales de la década de 1960, y continuó evolucionando durante los años ochenta. En 1994, Roger Weissberg, profesor de psicología en la Universidad de Yale, fundó CASEL bajo su nombre original: Collaborative to Advance Social and Emotional Learning (Colaboración para Promover el Aprendizaje Social y Emocional). Desde entonces ha ocurrido mucho.
En las últimas tres décadas, se han realizado cientos de estudios, con una creciente evidencia que señala los impactos positivos del aprendizaje socioemocional, tanto en el aprendizaje como en el bienestar, dentro de las escuelas y en los lugares de trabajo. Este movimiento se ha expandido desde el sector educativo en los Estados Unidos hacia múltiples sectores en países de todo el mundo, aunque a veces se utiliza una nomenclatura alternativa (por ejemplo, habilidades para la vida, habilidades blandas, habilidades transformacionales). A lo largo de las décadas, el movimiento también ha enfrentado cierta resistencia. Algunas personas argumentaron —y siguen argumentando— que la educación debería centrarse únicamente en las habilidades fundamentales de lectura, escritura y matemáticas. Sin embargo, la investigación es clara en que no debe tratarse de un caso de “una u otra”, sino de “ambas a la vez”.
En 2001, CASEL cambió su nombre a Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (Colaboración para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional), para subrayar la necesidad tanto de habilidades académi- cas como socioemocionales. Avanzando hasta 2025, en el umbral de la inteligencia artificial, el discurso se ha desplazado hacia cómo el aprendiza- je socioemocional desempeña un papel fundamen- tal para ayudar a los estudiantes a desarrollar las habilidades humanas que necesitarán para prosper- ar en la escuela, en el trabajo, en las comunidades y en la sociedad en general. Este documento ofrece una breve sinopsis sobre el “qué” y el “por qué” del aprendizaje socioemocion- al. Destaca algunos ejemplos de sistemas educati- vos en distintas partes del mundo (Canadá/Ontario, Bulgaria e India) que han dado pasos significativos en materia de políticas públicas, integrando el aprendizaje socioemocional en sus documentos curriculares.
El documento también llama la atención sobre tres ejemplos de intervenciones importantes que están teniendo un impacto positivo en niños, niñas y adultos alrededor del mundo. La distinción entre acciones de política (punto 5) y acciones de programa (punto 6) es intencional: algunas jurisdicciones han comenzado con una acción de política y, posteriormente, han identifica- do los programas; otras han iniciado con el acceso a programas y han creado una política de apren- dizaje socioemocional en un momento posterior. La intención de este documento es presentar un panorama sobre el aprendizaje socioemocional –de naturaleza global- y hacer una pausa reflexion- ar sobre cómo podemos aprender unos de otros mientras continuamos trabajando en la transfor- mación de los sistemas educativos.
