Este documento plantea una reflexión profunda y actualizada sobre los desafíos que enfrenta la educación en el contexto de aceleradas transformaciones tecnológicas y culturales. Se sitúa en un escenario global marcado por la disrupción digital, donde tecnologías como la Inteligencia Artificial moldean todos los aspectos de la vida cotidiana, redefiniendo las formas de trabajo, comunicación, aprendizaje, ciudadanía y participación. En este marco, la educación aparece como un eje estratégico para preparar a las nuevas generaciones a convivir, participar y liderar en un mundo digital, incierto y altamente interconectado. La tesis central del documento es que los sistemas educativos, en particular el chileno y el latinoamericano, deben transformarse de manera profunda para hacer frente a estos retos.
Esto implica repensar qué se enseña, cómo se enseña, con qué herramientas y con qué propósitos. Se propone que, frente a la incertidumbre del presente y la imprevisibilidad del futuro, la educación debe orientarse al desarrollo de dos grandes conjuntos de competencias: las habilidades del siglo XXI (H21) y las habilidades digitales (HD). Las primeras aluden a capacidades transversa- Resumen les como pensamiento crítico, creatividad, colaboración y comunicación; mientras que las segundas abarcan tanto el uso técnico de herramientas digitales como la comprensión ética, crítica y participativa del ecosistema digital. Más allá de los cambios tecnológicos, el documento enfatiza la dimensión cultural, ética y política del cambio educativo.
No se trata solo de incorporar computadoras o plataformas, sino de generar un cambio profundo en las prácticas pedagógicas, las relaciones dentro de las comunidades educativas y los marcos institucionales que guían el proceso de enseñanza y aprendizaje. En este sentido, la transformación digital no es un fin en sí mismo, sino un medio para promover una educación más inclusiva, significativa y pertinente.